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Se llama Confirmación porque confirma y fortalece la gracia bautismal.
Como se afirma en el Catecismo de la Iglesia Católica, 1285: «La recepción del sacramento de la Confirmación es necesaria para la plenitud de la gracia bautismal. Pues «por el sacramento de la Confirmación, [los bautizados] se unen más plenamente a la Iglesia y se enriquecen con la fuerza especial del Espíritu Santo. Por lo tanto, como verdaderos testigos de Cristo, están más obligados a difundir y defender la fe con la palabra y las obras».
El elemento esencial del Sacramento de la Confirmación es la unción del confirmado (la persona que recibe la confirmación) con el crisma (un aceite aromático consagrado por un obispo), acompañada de las palabras «Recibe el sello del Don del Espíritu Santo». Este sello es una consagración que representa la protección por el Espíritu Santo de las gracias conferidas al cristiano en el Bautismo.
En San Carlos Borromeo, la Confirmación se recibe en una celebración especial oficiada por un obispo cuando nuestros jóvenes cursan 8.º grado. Para recibir la confirmación, es necesario participar en el programa de educación religiosa durante al menos un año antes del año en que se confirmará.
Si una persona ya cursó 8.º grado y aún no ha recibido el sacramento, debe comunicarse con la oficina parroquial para coordinar su recepción.
Por diversas razones, es posible que un individuo no haya sido confirmado mientras era joven. Los adultos que aún no están confirmados están invitados a comunicarse con la oficina parroquial para hacer arreglos para celebrar este sacramento como parte de la celebración final de OCIA el Sábado Santo.